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El trabajo silencioso e imprescindible del área de Sistemas Informáticos de la FIO.

  sicuo

 

• 28 de agosto de 2020

 

Lo esencial no siempre es invisible. Cuando el cimbronazo de la pandemia multiplicó de repente el contacto digital, las relaciones virtuales, el teletrabajo, hubo que adaptar las mentes y las máquinas a un nuevo escenario. Trabajar desde casa, conectarse a una reunión virtual, mantener una clase a distancia, acceder a una computadora en forma remota se convirtieron en acciones habituales. Pero para que todo esto sea posible se necesita una estructura informática sólida, versátil, planificada, y con los recursos humanos y técnicos capaces de sostener ese esquema.


En la perspectiva de un usuario, con dos clics y una clave es posible tener el control y el acceso a una gran cantidad de servicios, plataformas, administradores. Pero para que toda esa red informática funcione, y para que las computadoras hagan lo que les piden, detrás está el trabajo de especialistas que se encargan de mantener activa esa estructura.


La FIO tiene consolidada el área de Sistemas y Servicios Informáticos con un equipo de tres Nodocentes. Claudio Avanz, Licenciado en Ciencias de la Computación; Andrea Riera, Analista Programadora Universitaria; y Alejandro Sánchez, Analista de Sistemas. Ellos forman parte del SICUO (Servicios Informáticos del Complejo Universitario Olavarría), junto a especialistas de Ciencias Sociales y de Rectorado. Con la guía del Secretario General Néstor Ferreyra, están abocados a administrar, mantener y planificar los servidores, servicios de red, conexiones de internet, gestionar el equipamiento, y brindar soporte técnico al parque informático.


En este año excepcional, con sus tareas tan revolucionadas como imprescindibles, cada uno del equipo ofreció su mirada sobre el trabajo diario para que todo funcione.


Claudio Avanz

 

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“El mayor desafío fue cómo hacer que quienes nunca habían trabajado a distancia lo puedan hacer, y de una manera fácil, incorporando nuevos conceptos”.


Si bien todo el SICUO ya estaba acostumbrado a trabajar en forma remota, “hubo que reinventarse, adaptarse rápido. Por suerte el último año los sistemas de la Universidad que se utilizan para cuestiones administrativas, para Alumnos, Recursos, contabilidad, ya tenían un acceso remoto. Pero había servicios que tenía solamente acceso desde la FIO, así que hubo que acondicionarlos para acceder desde cualquier lugar”.


Claudio, que se ocupa de servicios técnicos y servidores, trabajó en muchos casos en conjunto con Mariano Sánchez, Nodocente de Rectorado encargado de la conectividad del Complejo y de los servicios como web, correos, usuarios, actualizaciones de la nube, entre otros. Es que varias de estas tareas requieren del trabajo en equipo, la interdisciplina, la buena onda conjunta para resolver problemas.


Avanz admite que “perdimos los horarios”. “Algunos los manejamos mejor que otros, y en mi caso tuve que readaptarlos a una rutina hogareña con una esposa que nunca dejó de trabajar en forma presencial y dos hijos chiquitos”. “Hay otro tiempo y otra concentración para pensar la solución a un problema. En algunos casos la jornada se extiende hasta las 9 o 10 de la noche. Hay que tener un poco de autocontrol para evitar estar todo el tiempo en modo trabajo. He atendido llamados los fines de semana, pero nosotros también nos adaptamos porque sabemos que las necesidades son otras”, reflexionó.


La pandemia y el aislamiento hicieron que la educación sea totalmente virtual. “Justo en ese momento teníamos el inconveniente que el equipo para brindar ese servicio estaba roto. Estábamos funcionando con otro servidor que no estaba en condiciones de responder a la cantidad de usuarios. Tuvimos que trabajar mucho desde la parte técnica de programación, en el servidor y el sistema para que responda a las necesidades. Para que el sistema no esté lento, que no tarde mucho en resolver una orden, que lleguen rápido los mensajes. Hicimos mucho con colaboración de gente de Tandil, porque el equipo estaba allá. Hubo viajes un fin de semana, en horarios que molesten lo menos posible a los usuarios”, detalló.


El aislamiento también complicó la compra de un nuevo servidor para educación a distancia, que debió someterse a los obstáculos de la importación. El equipo “llegó justo en la última semana antes del inicio del segundo cuatrimestre. Lo armé yo en mi casa, con herramientas de la FIO. Fue muy trabajoso”, reconoció Claudio. Después hubo que coordinar para enviarlo a Tandil, un técnico de allá suspendió el receso invernal para conectarlo y ponerlo en línea, y luego “copié todos los datos de nuestro Moodle al nuevo equipo, una operación que demoró un día”. El nuevo equipo mejoró todo, hay más de 2000 usuarios, más de 400 cursos, y puede soportar unos 300 usuarios al mismo tiempo y el equipo no degrada su performance.


Claudio también trabajó en muchas adaptaciones para que los Nodocentes puedan acceder a sus máquinas desde sus casas, a través de una red privada virtual. “Programamos las computadoras para que, ante un corte de energía, se enciendan automáticamente, que no dependan de la asistencia humana. Tuvimos que pensar en ese tipo de cosas”.


El SICUO también tuvo que lidiar con el servicio de internet. En febrero, un accidente provocó la pérdida de la conexión en el Complejo. La reparación quedó con deficiencias, y luego la pandemia complicó todo. Con el proyecto del respirador artificial en marcha y la necesidad creciente del teletrabajo, debieron colaborar con las gestiones para volver a tener un servicio adecuado, que recién se normalizó en mayo.


Para Claudio, la dificultad de este tiempo es “trabajar con los chicos en casa, adaptar la cotidianeidad. Whastapp es un aliado, pero también es una complicación, porque alienta la inmediatez y muchas veces necesitamos otros tiempos para resolver problemas desde el hogar”.



Andrea Riera

 

andrea

 

“Desde el primer día que se suspendió la actividad, ya previendo esta situación donde íbamos a estar trabajando desde nuestras casas, tratamos de acomodar todo para que podamos acceder a las computadoras de la Facultad, a los servidores”.


Así empezó para Andrea un año distinto. Ella se encarga de la atención a usuarios, “entonces tuvimos que organizarnos para estar disponibles para todos los que se comunicaran, lo que necesitaban asistencia. A la distancia, tuvimos que configurar correos, ayudar al funcionamiento de las máquinas personales, instalar programas, asistir en las reuniones virtuales, las videollamadas”.


Como hay usuarios que no cuentan con una computadora propia, para poder sumarse al teletrabajo la FIO les otorgó una. “Fue una situación distinta, porque más allá del soporte técnico tuvimos que llevar una PC hasta una casa con todos los protocolos de cuidados y distanciamientos, con las guías para la conexión. Nos tuvimos que adaptar a las situaciones”.


“Es una sensación rara, porque al no poder ver una máquina, revisarla en persona, a veces es difícil detectar un problema, resolverlo a la distancia”.
El horario laboral es un tema recurrente. “Tenemos más flexibilidad, pero también nos hace estar más atentos al trabajo. Hay respuestas que se esperan en forma inmediata, pero no es el mismo ritmo, y la rutina del hogar también cuenta”, expresó.


Andrea se lamenta el hecho “de no estar. De no vernos todos los días como grupo de trabajo, a pesar que tenemos nuestras reuniones virtuales”.




Alejandro Sánchez

 

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Junto con Andrea, Alejandro se ocupa de la atención del usuario. “Dentro del contexto complejo, la mayoría de las sensaciones fueron positivas”, admitió. “Hubo una circunstancia extraordinaria, por lo cual hubo que adaptarse, y con el grupo nos organizamos para dar soluciones a las distintas problemáticas”.


“Intento adecuarme en la medida de lo posible a los tiempos de los docentes, principalmente teniendo en cuenta que los equipos son los medios por los que brindan sus clases y se relacionan con sus alumnos. Por eso no es un inconveniente trabajar fuera de los horarios normales”. Como el resto del equipo, Alejandro está disponible cuando las circunstancias obligan a ir a la Facultad para resolver un problema.


Él, como todo el grupo de Sistemas, está del otro lado de la red dispuesto a asegurar que todo funcione, y resolver cualquier problema, aunque esas tareas puedan pasar casi desapercibidas.

 

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