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Análisis del Ing. Marcelo Spina, especialista en energías renovables

 

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5 de junio de 2024
Tiempo de lectura: 5´
 

No hay clima de festejo pero sí la convicción de que es necesario avanzar de abajo hacia arriba, ejerciendo una “resistencia positiva”. Con otros actores y desde el territorio local/provincial. Eso plantea el exdecano de la Facultad de Ingeniería asumiendo que la crisis universitaria y el negacionismo del cambio climático por parte del Gobierno nacional determinan pero no deberían condicionar acciones en las que nuestra institución tenga un rol protagónico.

 

A 50 metros de la estación de carga de vehículos eléctricos de la FIO y con varios proyectos verdes en agenda, admite que se llega al Día Mundial del Ambiente sin clima de festejo. A la crisis de desfinanciamiento de la universidad argentina y del sistema científico-tecnológico se le suma, para restar, el negacionismo del cambio climático por parte el Gobierno nacional. Sin embargo, el ingeniero Marcelo Spina elige pensar que puede gestarse una “resistencia positiva” de abajo hacia arriba en busca de horizontes más sustentables.

 

“No se habla de desarrollo y todo indica que vamos a seguir montados en un barril de petróleo para sostener algunos sectores y en otros primarizar la producción”, analiza con preocupación el ex decano de la Facultad de Ingeniería de Olavarría de la UNICEN.


Aún así, el docente e investigador considera que la resignación no es una opción y propone asumir la crisis como una oportunidad para trabajar desde las bases, en el territorio y con otros actores, la acción climática y energética.


Hay que traccionar a partir de “un modelo de desarrollo diferente del que se pretende establecer a nivel nacional que nos permita colaborar en la formulación de algunas políticas públicas. Es la única forma”, enfatiza el profesional, dispuesto a idear estrategias que ayuden a surfear la falta de medidas gubernamentales tendientes a contrarrestar la emergencia climática.

 

Desde abajo

 

El 5 de junio fue elegido por las Naciones Unidas en 1972 con el fin de poner en la agenda política y social las problemáticas ambientales y, de ese modo, alentar el compromiso y el cambio cultural necesarios hacia el desarrollo sostenible.


Cinco décadas después el Planeta se encuentra en un punto crítico y el calentamiento global se constituye en uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad. Por eso, la acción colectiva, la innovación y el compromiso resultan claves para cambiar el escenario actual y transitar hacia un futuro más prometedor.


Las acciones que se tomen determinarán la calidad de vida de las generaciones futuras. Por lo tanto, “negar el cambio climático es negar la necesidad del cambio de matriz energética para el desarrollo sostenible y sólo escuchamos al Gobierno hablar de inflación y déficit fiscal”, expone el Ing. Spina, sin abrigar expectativas respecto de las decisiones que derivan de la gestión de Javier Milei.


“La política que está asumiendo el país respecto al posicionamiento ambiental y cambio climático no es alentadora. Con un Estado ausente, sin fomento de oportunidades para ir modificando la realidad energética, aleja la obtención de soberanía energética del país a partir de recursos naturales renovables y se traslada a iniciativas personales y privadas”, argumenta el académico.


En medio de este contexto de negación y escepticismo, el referente de la FIO propone centrar parte de los esfuerzos en la ciencia y la tecnología, principales aliadas en la lucha contra el cambio climático. “Hay un bagaje de conocimientos y posibilidades que se ve limitado por falta de articulación entre el Estado, la Universidad, la ciencia tecnología y el sector empresario” y si bien eso “nos pone en un espacio de pasividad en cuanto a perspectiva de desarrollo hay que empezar desde las bases a rearmar el sistema, desde los municipios, la región y las provincias”, enfatiza.

 

Eso requerirá de acciones colectivas que acuerden “tener una política ambiental de autogeneración, autoconsumo de recursos energéticos y de aprovechamiento que incluya la generación eléctrica, la movilidad sostenible, la sustitución de importaciones, la formación de capital humano y aplicación de tecnología propia, que puede escalar al territorio. Si eso está alineado es posible ir armando ecosistemas aislados, dando respuestas a la sociedad”, observa con moderado optimismo el ingeniero Marcelo Spina.

 

Hay algunas señales


En el plano local, está claro que la agenda verde no encabeza el listado de los temas más urgentes. No obstante, la intención es que “pueda visualizarse que la ciencia y la tecnología no son una declaración y que no se marcha en las calles solo peticionando financiamiento sino que todo ese bagaje científico-tecnológico puede servir de base para generar políticas públicas”.

 

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Hubo incipientes avances con la administración anterior, mediante un convenio de eficiencia energética que planteaba abastecer de un 23% de la energía eléctrica de los palacios San Martín y Belgrano con energía solar fotovoltaica, más la formulación de la ingeniería conceptual de una planta solar para Pymes, entre otras.


“Fue muy bien aceptado pero nunca se logró la inversión ni la gestión de financiamiento. Hay municipios más avanzados y la FIO siempre está a disposición, abierta a presentar proyectos a sectores políticos que tengan mirada equivalente o semejante de la temática”, argumenta el investigador.
De hecho, hoy esa hoja de ruta debería apuntar a “encontrar los actores que se interrelacionen para armar esta resistencia positiva. Sigamos haciendo en una articulación cada vez más necesaria, de lo individual a lo colectivo; así como generamos el Polo de Energías Renovables con la Diplomatura en la Facultad y varios municipios se fueron acoplando”, ejemplifica.


En la FIO y en la Universidad hay grupos de investigación y desarrollo de tecnología asociados a las energías renovables, la movilidad sustentable, el cambio climático y los materiales ecológicos, entre otros, que “tienen algún impacto pero no hay un ecosistema que permita trasladarlo seriamente a toda la sociedad”, dice Spina.


En la misma línea, el profesional destaca “algunas señales de la Provincia de fomentar la energía distribuida en pymes; ya hubo encuentros donde participamos. Si tiene esta pata, que es necesaria, estaremos colaborando y desarrollándolo porque sabemos las potencialidades de la Facultad, de la Universidad y de otros sectores”.

 

Centrarse en la oportunidad

 

A nivel nacional tanto Vaca Muerta como el litio desempeñan un papel crucial en la transición energética global y Argentina tiene una oportunidad clave pero se requerirá de plan estratégico capaz de garantizar estándares de sustentabilidad social, ambiental y económica.


“Tenemos que ser capaces como país de tener soberanía en los recursos naturales y aplicar ciencia y tecnología sin la necesidad de que ese conocimiento sea de importación o no producible en el territorio”, advierte el Ing. Marcelo Spina.


La FIO supo ver esos desafíos antes y, desde hace décadas, optó por trabajar en consecuencia. De hecho su formación, investigación, vinculación y transferencia se traducen en acciones que contemplan la dimensión ambiental como eje transversal.


Temáticas como “cambio climático, escenarios energéticos, energías renovables, movilidad sustentable y proyectos que combustibles alternativos sobre base de otros productos”, son parte de la agenda académica. A eso se le suma una “fuerte base de capacitación con cursos, la diplomatura en energías renovables y asesoramiento a industrias y municipios”, como enumera el investigador.


Finalmente, el Ing. Spina reflexiona que “si bien es un mal momento” para ver avances en el Día del Ambiente, es un convencido de que “las crisis siguen siendo oportunidades para quienes adherimos que el desarrollo va por otro lado, y que no es solo con Ingeniería sino con todas las áreas del conocimiento”.

 

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“El derrame social del déficit cero es desconocido. Hoy habrá nuevas facturas de energía eléctrica y gas con autolimitación de consumos cuando podemos estar colaborando sistémicamente en materia de eficiencia energética”, añade sobre el final el Ing. Spina mientras pone sus energías en un nuevo plan de trabajo. Acaban de recibir un equipamiento para mediciones y estado de vida de baterías de cara a la reconversión de vehículos eléctricos más certificación de instalaciones de estaciones de carga y ahí sí, desde lo micro, generar contribuciones poniendo la tecnología en sintonía con el ambiente y su sociedad.

 

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